Si no estás listo, no des este paso

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Aún recuerdo cuando me reuní con ellos: el padre, fundador de la empresa y el hijo, la persona llamada a tomar la posta.

Me dijeron que sí, que querían una nueva marca para su negocio.

Pizzería.

Tras varios años de trabajo, la empresa estaba consolidada y tenía (sigue teniendo) puntos de venta en varios centros comerciales.

Hacía ya mucho tiempo que nos conocíamos y en muchas oportunidades hablé con ellos sobre la posibilidad (y la necesidad) de hacer un trabajo de Branding… hasta que un día, aceptaron mi sugerencia.

Lamentablemente.

Y te cuento por qué.

La visión que tenían del negocio era muy distinta.

El padre, muy pragmático y enfocado en la venta, con productos que son los mismos que muchísimos otros negocios del mismo rubro.

Estaba satisfecho con sus ventas y no quería complicarse la vida. Le atraía la idea de una nueva marca para sus productos de siempre.

El hijo, por otro lado, quería innovar, probar, diferenciarse en producto y servicio. Le atraía la idea de una nueva marca para comenzar un proceso de innovación.

¡¿?!

De repente nos vimos en medio de este fuego cruzado y cometimos un gran error: no detener el trabajo en cuanto identificamos que cada uno miraba a un lado distinto.

El avance forzado, las constantes modificaciones de punto de vista… cada uno tratando de imponer su propia visión, hizo que el proyecto fracasara: Pérdida de tiempo y dinero para todos, porque en estas situaciones, nadie gana.

Moraleja: Cuando se hace un trabajo de Branding, tener claridad en los temas fundamentales es imprescindible: por qué estamos en este negocio y cuál es nuestra visión de mediano y largo plazo.

Si las personas que dirigen la empresa no están listas, es mejor no dar este paso.